Este fin de semana ha sido
complejo para el país, donde se ha manifestado la ciudadanía chilena de
diversas formas, cuyos efectos han sido ampliamente difundidos por los medios
de comunicación y las redes sociales. Una son las protestas por condiciones de carencia
de equidad social y otra, para hacer uso de las oportunidades de la
movilización social legítima para destruir bienes públicos, privados y para
robar a centros comerciales de distintos tipos propietarios de cadena de
supermercados, farmacias, pequeños y medianos empresarios e incluso de
viviendas particulares.
El segundo, es solo un acto
delictual, que es repudiado por las personas que desean mantener un estado de
derecho en democracia, debería ser rechazado ampliamente, si desean conservar
el dialogo y enfrentar las necesidades sociales que Chile enfrenta, y para
ello, se debe generar un programa de optimización de las políticas sociales que
permita resolver en un itinerario en el tiempo, con compromisos concretos, que
le da una carta de navegación dentro del contexto institucional y con acuerdo a
los recursos existentes y posibles de generar en el futuro, imprescindible para
generar confianzas.
Se debe reconocer que la libertad
de una persona termina donde se inicia la libertad de su prójimo, y eso implica
la regla de un mínimo moral que no se puede faltar, para lograr una sana
convivencia, generar buenas definiciones de problemas, diagnósticos y encontrar
soluciones realistas que rectifiquen las causas en forma duradera, y no con una
afán populista y demagógico de escasa duración y con un sobre endeudamiento
público.
Se debe buscar un equilibrio
entre derechos y obligaciones, que hace año se presenta un desbalance, y eso
implica rectificar el sistema judicial, respecto de las personas que cometen un
delito sean sancionados y penalizados como debe ser, para evitar el robo, el
hurto, actos terroristas la corrupción, el tráfico de influencias, formación de
carteles para manipular precios que deterioran el bienestar de la sociedad.
Revisar nuevamente, todas las
políticas sociales de salud, las listas de esperas, implementar la tecnología
en telemedicina, evaluar la posibilidad de subsidios a la energía para la
tercera edad y pacientes eléctrico dependientes dado que su costo se asocia al tipo de cambio y al valor de los
combustibles, controlar la relación de precios laboratorio químicos
farmacéuticos y farmacias, ISAPRES y evitar posibles explotaciones oligopólicas
a los consumidores, entre otras medidas que la sociedad chilena espera.
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