La Región de
Tarapacá debe enfrentar en las próximas décadas, una serie de desafíos para
mantener su viabilidad económica para asegurar el bienestar de todos sus
habitantes. En su sistema logístico, el puerto de Iquique le es imperativo mantener
la competitividad de acuerdo con los avances tecnológicos del transporte
marítimo, sin perjuicio de mantener carreteras óptimas que aseguren la
integración física con los países vecinos.
El sistema Franco
debe prolongarse y adaptarse a los horarios portuarios, se requieren cambios
acelerados para permitir que el e-commerce sea una realidad para los operadores
de zona franca, con el fin de aprovechar las cercanías de los inventarios
disponibles cercanos a los puntos de destinos de consumo, en el contexto del
comercio global de bienes que se venden en la modalidad online.
Por otra parte, el
producto interno bruto está compuesto principalmente por la minería, recursos
no renovables, que después de su agotamiento, la región le será imperativo
reconvertir su sistema productivo. En este sentido, tienen una importancia
relevante el aprovisionamiento de productos agrícolas, esenciales para la
alimentación humana, dónde se deberán incorporar las inversiones corporativas con
las tecnologías más innovadoras aplicables a uno de los desiertos más árido del
mundo, se tiene que dar una solución permanente de aprovisionamiento de
recursos hídricos necesarios para este sector, como la desalinización de agua
de mar. Además, estudiar y resolver las dificultades que presenta el sector de
cultivos marinos en el litoral de Tarapacá. Ambos sectores pueden llegar a ser
sectores exportadores, aumentando el valor agregado potencial de la región.
Otros sectores, que
ofrece oportunidades, es el desarrollo de aprovisionamientos de energía con recursos
renovables; sistemas de la información y comunicación, especialmente para la
automatización de procesos y las aplicaciones de robótica en diversas
actividades productivas y de servicios no solamente para la región, sino que
también en el resto del país y el exterior.
Para enfrentar
estos desafíos, se necesitan resolver dos factores relevantes: los actores
políticos deben tener visión de largo plazo que exceda a sus periodos de
permanencia en el poder, y mejorar la
educación, para cimentar el desarrollo de futuros técnicos y profesionales que
sean capaces de gestionar las soluciones de los problemas futuros.
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