El esfuerzo realizado por la Universidad Arturo Prat con el apoyo de entidades públicas y privadas junto con el desempeño de académicos investigadores Marcelo Lanino e Ingrid Poblete y otros colaboradores de la Facultad Recursos Naturales Renovables, han hecho posible durante dos décadas de trabajo continuo para lograr recuperar cepas originarias de la Región de Tarapacá, que por las característica propias de la pampa del Tamarugal, zona seca, salina y de contrastes de temperaturas en el día, ha permitido la mutación, entre ellas la cepa del Tamarugal teniendo una cualidad genética siendo única en el mundo como 100% chilena registrada.
Este vino ha sido reconocido por su
calidad con diversos premios nacionales e internacionales, lo que demuestra que cumple con su atractivo
para paladares exigentes. Si bien la escala actual de producción es limitada,
pero a su vez existe un creciente interés global por vinos únicos y de alta
calidad presentándose un entorno de mercado favorable por las variedades
exóticas.
Si se gestiona un enfoque estratégico centrado en nichos de mercados que
les gusta la exclusividad enológica que permita usar la narrativa distintiva
del vino, y con un aumento gradualmente de la producción conservando su calidad, y
siguiendo las recomendaciones experimentales de los investigadores de la UNAP será
crucial para alcanzar su potencial exportador. El reconocimiento internacional
que ha recibido la cepa del Tamarugal y su historia la hace una marca potencial
para internacionalizarse, para ello requiere más promoción nacional e
internacional, para lograr alcanzar mercados extranjeros de calidad.
Actualmente es muy apreciado los vinos exclusivos por lo paladares de los millennials, y como su producción aún es reducida
puede irse internacionalizando gradualmente la marca de la cepa del Tamarugal
en mercado internacionales de exclusividad.
Su producción de aproximadamente de 10.000 litros anuales aún, con un
proceso de transferencias gradual y de largo plazo, es una gran oportunidad
para concretarla como un “spin off” vitivinícola, ejemplo de ello ha sido la
aplicación de la familia Gattavara Fernández, el inicio de emprendimiento del
señor Rodrigo Amaro, y seguramente en el futuros otros empresarios que les
acompañarán, serán relevantes para ir concretando un proceso de exportación
gradual conservando la calidad de la cepa en el proceso del escalonamiento de
su producción.
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