Tal vez muchos se han preguntado cómo le puede afectar a Tarapacá la guerra comercial entre los EE. UU. y China, consulta que también se le presenta a este columnista. No se tiene claro aún si los aranceles impuestos por Donald Trump a China y otros países relevantes de Europa y Asia se van a mantener, porque pareciera ser una estrategia suigéneris que utiliza el mandatario para equilibrar su balanza de pagos y su déficit fiscal, y que podría ir entregando concesiones en la medida que el resto de los países les den una respuesta adecuada a los intereses de los EE. UU.
China ha respondido aumentando
los aranceles a EE. UU., pero a su vez está aprovechando la oportunidad de
consolidar sus relaciones con sus otros socios comerciales, generando nuevas
oportunidades de negocios para ellos, basándose en los principios de libre
comercio. En cambio, EE. UU. ha tenido una actitud unilateral con la mayoría de
sus socios comerciales apostando una superioridad relativa basada en su
hegemonía económica con el resto del mundo, aplicando una política
proteccionista.
Para Tarapacá que es una región
con exportaciones de cobre, yodo, nitrato de potasio, cloruro de sodio y harina
de pescado principalmente, y además posee un centro comercial como el de zona
franca que ofrece productos de origen extranjero enfrenta los siguientes
desafíos:
En el caso de la minería
metálica, actualmente los aranceles aplicados por EE. UU. a Chile en relación
con el cobre, nitrato de potasio, yodo se mantiene en cero por ciento, No obstante,
la sal se ha visto afectada por los aranceles. Pero, este producto tiene una
amplia posibilidad de diversificación en el destino de sus exportaciones.
Respecto de zona franca, los
orígenes de sus productos que provienen gran parte de Asia, con destinos a la
Región de Tarapacá, resto de Chile y varios países como Bolivia, Paraguay, Perú
va a depender más de los efectos que tengan indirectamente la guerra comercial
en la capacidad de generar ingresos con sus actividades económicas por la
posible recesión esperada. Además, también se relaciona con la situación actual
de sus economías. Uno de los casos más crítico es Bolivia que carece de divisas
para sustentar su comercio exterior.
Por otra parte, continúa el
desafío del e-commerce que compite en muchos tipos de productos que
comercializan los usuarios de zona franca, que aún no se logra desarrollar por
las normativas existentes.
Dr. Héctor Varas M.
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