Dr. Héctor
Varas M.
La economía nacional ha experimentado un gran
cambio productivo, desde inicios de los ochenta, después de enfrentar la crisis
de deuda externa, logró crecimiento cercano al 6%, impulsado por
reformas liberales, con aumento de la inversión y exportaciones. El país en los años 90 mantuvo un crecimiento sostenido, con un
promedio anual cercano al 5%, reduciéndose la pobreza y también la inflación.
La economía se diversificó, que dependía
antes principalmente de la agricultura y la minería, se incluyeron sectores como la manufactura, los servicios
financieros y el turismo, era
común hablar de crecimiento de 5 a 7% anual, como si todo fuera alcanzable. Este
fue el período de bonanza que después de una apertura económica unilateral
lograda por un gobierno autoritario de 17 años consolidó la reconstrucción económica
nacional, siendo bien visto por su desempeño, pero con renuencia en lo político
por el resto de los países que habían logrado sostener sus repúblicas democráticas. Con el advenimiento de la
democracia, se logró continuar con niveles de crecimiento fundamentados en las
bases económica de los años que lo antecedieron, intensificándose con la
apertura económica mediante la consolidación de acuerdos de libre comercio
bilaterales con los principales socios comerciales de Chile, más la asociación
comercial con China, permitió el crecimiento de Chile como economía abierta,
cuyas exportaciones e importaciones alcanzan el 65% del PIB actual.
No obstante, el crecimiento en los últimos años se ha ido reduciendo
significativamente, cercano al 3% en 2010-2020, perdiendo la inercia que se
arrastraba de las décadas anteriores,
pasando de ser una de las economías latinoamericanas con mayor
crecimiento a unas de menor desempeño, perdiendo su potencialidad de actividad
económica comparada con el pasado.
Está claro que la disminución de las tasas de
crecimiento de mercados desarrollados, la reforma tributaria aplicada en el
segundo período de la señora Bachalet redujeron el crecimiento, más toda la
incertidumbre generada por la rebelión social de 2019, el proceso de cambio
constitucional que ha quedado pendiente, reformas tributarias en discusión
política, inseguridad pública, más el entrabamiento de inversiones por
evaluaciones lentas de impacto ambiental afectan negativamente las expectativas
de inversión, deteriorando el crecimiento nacional.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario