Dr. Héctor Varas M.
Desde que se realizaron las elecciones para
elegir consejeros constituyentes las expectativas de los chilenos estarán en un
proceso de cambio, si bien las elecciones que estuvieron destinadas para conformar
un consejo constituyente nuevamente, después de haber sido ampliamente
rechazada en el plebiscito anterior la propuesta constitucional propuesta por
la convención constituyente anterior.
La elección se hizo en un contexto de
percepción de inseguridad y de desorden desde el punto de vista de la seguridad
ciudadana: el aumento de homicidios, la inmigración no controlada, la
intromisión del crimen organizado de origen extranjero; y por otra parte, en lo
económico: la inflación existente, la pérdida de empleo acompañada de un
decrecimiento económico incidieron en el proceso eleccionario. La sensación y
percepción de la ciudadanía se hizo presente en las elecciones, donde obtuvo
una gran mayoría la colectividad partidaria de los republicanos. Provocando la
pérdida absoluta del sector social demócrata y parte de partidos Renovación
Nacional, Evópoli y Unión Demócrata Independiente.
Lo anterior, no implica que el electorado de
estos sectores esté abandonando el tipo de país que esperan que se consagre en una nueva
constitución, sino que clama por una mayor seguridad, y ha enfocado su elección
en el Partido Republicano, sus expectativas en sus consejeros, en la búsqueda
de esa gran necesidad que es la tranquilidad colectiva. Desde una perspectiva
del comportamiento humano es muy comprensible la manifestación del electorado cuando
se posee la sensación de inseguridad personal y familiar, complementada con la
económica constituyen necesidades primordiales que se deben satisfacer para
alcanzar otras que se relacionan con las de autorrealización, crecimiento
personal, auto logro. Por ello no se
puede aspirar tener una carta constitucional porque no es la principal
prioridad actual, aunque la clase política siente que debe cerrarse este
capítulo pendiente después del fracaso de la propuesta constitucional anterior.
Perfectamente las personas sienten la
dificultad de mantener su vida normal si existe el riesgo que la delincuencia
le arrebate su bienestar; en este caso es prácticamente imposible asimilar
colectivamente que las promesas de una nueva constitución se cumplan, si la
actual habla de orden público y se percibe que la autoridad no ha cumplido.
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