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21 de marzo de 2023

Efectos económicos de la migración venezolana

Dr. Héctor Varas M. 

Las percepciones de la migración venezolana hacia Chile y especialmente en Tarapacá ha sido caracterizada por una sensación de inseguridad, especialmente porque se ha asociado a la trata de personas, lavado de activo, narcotráficos y los vínculos de actos criminales de homicidios, aumentando la percepción de inseguridad en la región.

De acuerdo con la publicación de los economistas Marco Arena, Emilio Fernandez Corugedo, Jaime Guajardo y Juan Francisco Yepez, todos ellos del FMI (Fondo Monetario Internacional), señalan que más de 7 millones han abandonado Venzuela, y se espera que para el año 2025 sumen en total 8,4 millones. Esta cantidad supera a las poblaciones que han emigrado históricamente desde Siria, Afganistán, Sudán del Sur, Etiopía e Irak. Los primeros venezolanos que emigraron fueron profesionales altamente calificados, la segunda ola se relacionó con personas profesionales de clase económica media, y finalmente los últimos que han salido del país, desde 2017 en adelante son personas de bajos ingresos y con un grado de calificación de mano de obra inferior que los primeros migrantes.

Los países que han recepcionado más migrantes venezolanos han sido EE. UU., España, Colombia, Chile, Ecuador y Perú. En estos tres últimos países habrían ingresado unos 2 millones de venezolanos, no obstante los analistas citados perciben que los trabajadores de mayor calificación estarían trabajando en actividades laborales informales percibiendo un 30% menos de remuneraciones que la población local residente que se desempeña formalmente. Por otra parte, algunos países han tenido que gastar hasta un 0,5% del PIB (producto interno bruto) para asistir a los inmigrantes socialmente, como es el caso de Colombia entre los años 2018 y 2019.

Si bien los países en los primeros flujos de inmigración fueron más receptivos apoyándoles con visas, autorizaciones de movilidad y acceso a asistencia humanitaria, salud y educación. Pero posteriormente, durante los años 2018 y 2019, hubo resistencia a aceptar a los inmigrantes.  

No obstante lo anterior, estos analistas señalan que algunos países que logren realizar una buena gestión de la inmigración se espera que para el 2030 podrían aumentar entre un 2,5 y 4,5% del PIB, por la incorporación de la mano de obra venezolana realmente competente, de una forma adecuada a las actividades productivas formales de los países anfitriones en función del reconocimiento de sus calificaciones y competencias laborales.

 

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