Gran parte de la sociedad le atribuye la
desigualdad social al modelo económico, asociándola a reducidas remuneraciones
entre grandes empresas y PYMES por un mismo tipo de trabajo laboral, o se aduce
a que en trabajos similares se reciben salarios inferiores para mujeres en
relación con los hombres e incluso se observa la concentración de los ingresos
en los dominados super ricos versus otros sectores socioeconómicos que perciben
menos ingresos.
Sorprende bastante que la sociedad chilena no
considere que una de las grandes causas de inequidad está en el sistema
educacional, tanto a nivel primario, secundario y superior. Se perciben en una
primera instancia diferencias de tipo territorial, que la mayor calidad se
concentra en el área metropolitana y en algunas regiones de mayor concentración
poblacional en los tres niveles de educación, y esto es muy simple de
corroborar con los resultados históricos de las diversas formas de pruebas de
admisión que los estudiantes egresados de la enseñanza media deben rendir para
ingresar a las universidades que se han incorporado a este sistema de admisión.
En educación primaria y secundaria, se
identifica niveles rendimientos superiores en colegios particulares que en los
subvencionados particulares y municipalizados, y esto se presenta a lo largo
del territorio nacional. Y más aún se logra identificar diferencias de calidad
de educación entre los colegios privados y los municipalizados existentes en el
país.
No obstante lo anterior, las autoridades con
sus respectivos programas de gobierno tratan de mitigar las diferencias
sociales, mediante aplicaciones de tipo política económica tratando de aplicar
un mayor gasto para la sociedad con reformas tributarias para recaudar más
impuestos. Pero, no existen políticas efectivas en el sector educacional para
los tres niveles que corrijan el magro resultado que se ha obtenido por
décadas, y al parecer el tema radica que el problema está en lo que ocurre en
el aula en cada establecimiento educacional.
Para la Región de Tarapacá, no es novedad
alguna que gran parte de los estudiantes que rinden las pruebas de admisión,
actualmente denominada Prueba de Acceso a la Educación Superior
(PAES), no logran el puntaje
mínimo para ingresar a universidades tradicionales, e incluso estas instituciones
deben realizar un gran esfuerzo en sus modelos educativos para mitigar la
deserción por rendimientos inferiores obtenidos a los exigidos en sus carreras.
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