La inversión extranjera directa
(IED) en Chile ha tenido un comportamiento histórico importante para el
crecimiento económico del país. En los últimos años ésta ha sido creciente por
las condiciones económicas que ofrece Chile, en factores relevantes como: la
riqueza de los recursos naturales de Chile, la estabilidad de su sistema macroeconómico,
potencial de crecimiento, seguridad jurídica, bajo nivel de riesgo, la alta
calidad de su infraestructura, transparencia del capital y la no discriminación
contra los inversionistas extranjeros.
Según EL
Banco Central de Chile, el país ha recibido como inversión extranjera directa 6.128,
7.323 y 11.928 millones de dólares estadounidenses en los años 2017, 2018 y
2019, respectivamente. Se ha acumulado un stock histórico valorado en US$ 273.017
millones, valor que es ajustado por variaciones de precios, tipo de cambio, y otros,
este valor se aproxima a las cifras que ha dado a conocer la UNCTAD en su
informe “World Investment Report 2020”.
Si se analizan
los países que han invertido históricamente en Chile, de acuerdo con el stock
acumulado destacan EE. UU. y Canadá con 13% cada uno de ellos; España 13% y
Países Bajos 8% y Reino Unido 7%, entre otros.
Los
sectores que han recepcionado la inversión en Chile corresponden por orden e importancia
al financiero 21,6%; electricidad agua y gas 13 %; comercio 12,6%; minería
5,16%; servicios inmobiliarios y empresariales 2,4%.
La Región de Tarapacá junto
con Arica y Parinacota ha logrado consolidar una inversión acumulada histórica
de 2,06% del total recibido por el país, después de Región Metropolitana
(58,81%), Antofagasta (16,51%) y Atacama (9,4%).
Durante lo que ha
transcurrido en el presente año el stock de IED ha disminuido levemente, lo que
significa que aún existe confianza en el devenir económico de Chile para los
próximos años. No obstante, la UNCTAD ha señalado que se estima una reducción
de la inversión extranjera a nivel global por la crisis del COVID-19 que provocará una caída muy
significativa de la IED. Se prevé que los flujos mundiales pueden reducirse hasta en un 50% en América
Latina y el caribe en 2020, desde su valor de 2019 y se estima que disminuya entre
un 5% y un 10% más en 2021 a nivel global, para iniciar una recuperación en
2022. Un repunte en 2022, con la inversión extranjera directa volviendo a la
tendencia subyacente prepandémica, es posible, pero solo en el límite superior
de las expectativas existentes.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario