Este sábado 09 de febrero la mayor parte de los iquiqueños y
hospicianos se vieron asombrado por el inicio de una llovizna que tuvo como
resultado una lluvia de 12,8 milímetros en tres horas, lo que realmente
representa la lluvia de diez años. La mayor parte de las viviendas que están
diseñadas para lluvias tenues, se vieron colapsadas al gran flujo de agua caído
en comparación a la capacidad evacuación anegándose gran parte de ellas.
Cabe preguntarse, si este es un fenómeno climático
esporádico ocasionado por la corriente del niño más los efectos del
calentamiento global, que volverá en decenas de años más, o será parte de
ocurrencias más frecuentes que obligará a los residentes tener una mayor precaución tanto en el
diseño, construcción y mantenimiento de las viviendas e inmuebles con otros
fines, especialmente las que han sido construidas sobre arenas, dado que gran volumen
de agua pueden provocar socavones y el derrumbe de construcciones,
obstrucciones en el sistema recolección de aguas servida, calles anegadas.
A lo anterior, se agrega como dificultad los vehículos que
circulan a alta velocidad produciendo esparcimientos de aguas causando que las
viviendas que están a un menor nivel de la calzada se inunden por los
antejardines y las puertas de entrada, aumentado los daños, lo que se
acrecientan por la pendiente de la ciudad desde cerro a mar. La ciudad no posee
un sistema de recolectores de aguas lluvias, que no ha sido necesario implementar
tal vez por las escasas lluvias que ha tenido históricamente la zona.
Existe el riesgo de aluviones, no se debe olvidar los 20 mm
caídos en dos días de julio de 1940, complementado recientemente con el de Alto
Patache del 9 de agosto del 2015 con una lluvia de 51,6 mm en 6 horas,
superando el umbral de infiltración causando aluviones en quebradas aledañas.
Las ciudades de Alto Hospicio e Iquique no poseen la
infraestructura adecuada de muros aluvionales para las quebradas Esmeralda, Zofri, Seca, Santa Rosa y Pampa Los Molles,
que fueron propuestos por el MOP el año 2016 con un presupuesto de $ 5.000
millones, proyecto que consiste en 10 muros entre 2 y 9 metros. Al menos, si se
carece de estas obras se sugiere implementar un sistema electrónico de
alarmas para alertar a la población y definir las áreas de mayor riesgo para
que las personas se puedan poner a salvo.
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