Durante la semana pasada llamó la atención un tipo de titular en la prensa que la pobreza en Chile había aumentado, pero al leer la información se señala que la autoridad modificó la metodología para calcularla, afectando la medición lo que implica que haya aumentado la pobreza.
Si uno analiza las metodologías aplicadas en
Chile por el Ministerio de Desarrollo Social y Familia para medir la pobreza se
ha ido modificando en el tiempo, pero las tendencias se fundamentan en tres
pilares: a) Desde 1990 se ha usado la
metodología de medir la pobreza por ingresos, para distinguir en aquellos que
están en pobreza o pobreza extrema y las personas que no lo están, se mide si
el ingreso permite adquirir una canasta básica de alimentos por persona. b)
También existe una metodología subjetiva de percepción si las personas u
hogares se perciben como pobres y c) otra objetiva que se determina en función
de criterios comunes que permite medir pobreza absoluta y relativa.
Desde 2015 se han modificado las
mediciones de la pobreza por ingresos donde se ha actualizado la composición de
la canasta básica de alimentos para representar los cambios de hábitos
alimenticios y también la modificación del indicador de bienestar, sustituyendo
el ingreso per cápita por el ingreso de persona o ingreso equivalentes del
hogar, donde no solo se evalúa el tamaño del hogar, sino que también la
economía de escala de consumo en el hogar. Y, por otra parte, se ha incluido la pobreza multidimensional, que
incluye las variables educación, salud, trabajo, seguridad social y vivienda, y
desde 2017 se incorporó a ésta redes y cohesión social. Esta última permite
visualizar las carencias de las personas y sus hogares en forma
multidimensional para mejorar la gestión de políticas públicas para la gestión
de la reducción de la pobreza. Si el hogar posee privación de mayor e igual del
22,5% de los factores se considera pobre. Finalmente, en la medición de
ingresos se ha hecho la diferenciación de pobreza y pobreza extrema sin distinguir
si es urbana o rural.
Los cambios sugeridos para este
año consisten en modificar la canasta básica, que no se mida en calorías, sino
que sea una canasta saludable en términos de nutrición. Además, se basa en la
Encuesta de Presupuestos Familiares de 2016-17 para evitar distorsiones de
ayuda en pandemia si se usa la de 2021-22. Modifica el concepto de alquiler
imputado que consiste en que separa las líneas de pobreza para arrendatarios y
no arrendatarios.
Dr. Héctor Varas M. Académico consultor
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