Dr. Héctor Varas M.
La mayoría de las personas que habitan en regiones anhelan una mayor autonomía respecto del poder central del Estado de Chile. Durante la semana pasada, el pleno de la Convención Constituyente aprobó varios artículos relacionados con la autonomía de regiones y comunas. El énfasis que se le estaría otorgando se relaciona con una desconcentración política y jurídica, según lo aprobado hasta el momento. No obstante, no se señalan aspectos de desconcentración de recursos, pero sí existe la intención aunque no aprobada y devuelta a la Comisión, de otorgar las atribuciones de aplicación de impuestos, generar endeudamiento público e incluso crear empresas públicas, es decir una especie de autonomía fiscal regional.
Los artículos
aprobados traen consigo oportunidades y riesgos, está claro que se desea que
las regiones puedan gestionar recursos, dado que actualmente una gobernación
regional y su consejo no poseen mayor autoridad en términos económicos, de
acuerdo con los fondos regionales que se disponen y el mayor poder aún lo posee
la delegación presidencial.
La propuesta de la
convención consiste que cada región cree un estatuto y que pueda generar sus
propias leyes mediante una Asamblea Legislativa Regional. La consulta que se
debe hacer ¿es necesario crear mayores instancias y burocracias públicas a las
existentes para lograr un mayor bienestar en regiones?
Se tiene claro que
el proceso de descentralización y desconcentración regional ha sido lento, pero
no por ello se debe caer en la ansiedad maximizadora de lograr la autonomía en
forma espontánea; se requieren procesos adecuados de aprendizajes de políticas
públicas que aseguren la implementación de un modelo exitoso de desarrollo regional.
Por otra parte, se
debe evitar la confrontación potencial entre regiones y de éstas con el poder
central por la distribución de los recursos, y además con autonomía fiscal en
cada una de ellas va a ser muy complejo mantener una política fiscal ordenada y
gestionable para el país.
Entre los artículos
aprobados y en análisis, se percibe un alto riesgo en su implementación sino se
considera un proceso gradual de implementación. Lo óptimo sería mayor
desconcentración de recursos con el mínimo costo burocrático posible, y que se
vaya avanzando a una descentralización y desconcentración en el tiempo,
logrando asentar las competencias de un país que sea capaz de gestionar una
armonía entre todas las regiones velando por un estado unitario y el bienestar
de todo Chile
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