Dr. Héctor Varas M.
En los
últimos días se ha visto la comparación entre Chile y los países de Europa,
planteándose la pregunta ¿cómo en Europa se pagan remuneraciones más altas que
en Chile?, ¿por qué en el viejo continente se trabajan menos horas? El precandidato
del Partido Comunista es uno de los protagonistas de este tipo de
aseveraciones, que al parecer no evalúa las causas de estas diferencias.
En primer
lugar, se debe tener en claro porque la productividad del trabajo es superior
en países desarrollados, estas economías están más intensificadas en capital
que trabajo. Si el trabajo es altamente cualificado se combina con mayor
capital aumenta la productividad del trabajo, y por consecuencia sus salarios
son más altos, lo que les permite pagar más impuestos sin alterar significativamente
su bienestar.
Una de las
propuestas políticas de este precandidato es restringir el capital, lo único
que conseguirá es disminuir la productividad del trabajo, y en este sentido las
remuneraciones. Conduciendo a la población a un menor bienestar. Las ideologías
de extrema izquierda señalan que con mayor crecimiento del estado se mitigará
la pobreza, lo que es una falacia, porque el Estado requiere tanto del capital
como del trabajo para obtener ingresos mediante la tributación, para sustentar
sus gastos -entre ellos una mejor base solidaria-, que solo es posible lograrlo
con crecimiento. Lo único que podrá financiar en un sistema que pretenda hacer
crecer el estado en detrimento de las actividades de emprendimiento empresarial,
será la inercia del crecimiento histórico logrado hasta que los recursos se
agoten.
Chile
tiene un patrimonio logrado histórico mediante el esfuerzo de familias
trabajadoras, sustentado en un sistema económico de propiedad privada, lo que
ha permitido aumentar el ingreso de cada decil, si bien no ha existido una
redistribución del ingreso, no por ello se debe condenar al modelo actual.
¿Por qué
no se ha logrado mejorar la distribución del ingreso? Para ello se requiere una
mejor educación, es uno de los talones de Aquiles del problema actual, Chile no
ha logrado mejorar sus indicadores educativos. Egresan jóvenes con reducidas
competencias para continuar la educación superior y para trabajar en el mercado
laboral, lo que es fundamental para lograr una mejor redistribución del ingreso
y mayor bienestar.
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