El terremoto y maremoto ocurrido el 27 de febrero en las zonas central y sur, debe dejarnos a los iquiqueños una enseñanza que nos podría ser útil para nuestra sobrevivencia individual y comunal. Debemos reconocer que la Oficina Regional de Emergencia nos ha educado constantemente para prevenirnos frente a un terremoto y tsunami. Al menos tenemos identificadas las zonas de inundación y de seguridad, y muchos de nosotros en varias oportunidades, hemos participados en ejercicios de evacuación para alcanzar las zonas de seguridad en caso de un posible tsunami.
No obstante, todos los esfuerzos realizados, existen factores que podrían afectarnos en resolver las dificultades post terremoto y después de un tsunami, especialmente para enfrentar las necesidades de salud, abrigo y alimentación, que sin duda se nos presentarán y necesitaremos una rápida capacidad de respuesta para nuestra sobrevivencia. Entre los factores aludidos, se tienen:
La actual localización de oficinas de Intendencia, Gobernación y OREMI, en el borde costero, dificultaría la toma de decisiones de autoridades civiles en caso de tsunami, lo que se conjuga con la ubicación de las dependencias de la Municipalidad en una zona inminente de inundación.
Los centros de aprovisionamiento de alimentos más relevantes, como supermercados y ZOFRI, están ubicados en la zona de inundación, con excepción de tres locales que podrían no ser afectados.
La inexistencia de un sistema de alerta temprana que nos permita advertir de una situación de tsunami y que tenga la cobertura para toda la comuna, que funcione con energía autónoma en caso de suspensión de energía eléctrica.
La clínica privada más importante frente a nuestra Intendencia y a escasos metros del borde costero.
Los antecedentes antes enunciados, debe invitarnos a esforzarnos por mantener un plan preventivo organizado, a nivel de autoridad regional, provincial, comunal, fuerzas armadas y de orden, para abordar las necesidades de post desastre, el que podría contemplar:
Trabajo de simulación para enfrentar las urgencias de post desastre, para lograr una mejor coordinación entre las autoridades civiles y militares con la comunidad en general.
Elaborar diversos planes, de acuerdo a diversos escenarios posibles, estableciéndose lugares alternativos de albergues, centros de abastecimiento de alimentos y agua potable.
Posibles efectos en puertos y aeropuerto, y situaciones a resolver con medidas de emergencia.
Coordinación de esfuerzos logísticos para despejar vías terrestres obstruidas, tanto las que intercomunica con el borde costero como con Alto Hospicio.
Lugares posibles de habilitación de urgencia para atención de primeros auxilios.
Si existiera en nosotros un mayor conocimiento, a cierto nivel de detalles, nos serviría para preparar a la ciudadanía para actuar después de la catástrofe. Sin perjuicio de que cada familia debe procurar el mantenimiento permanente de los enseres de primera necesidad para un posible evento de estas características.
No obstante, todos los esfuerzos realizados, existen factores que podrían afectarnos en resolver las dificultades post terremoto y después de un tsunami, especialmente para enfrentar las necesidades de salud, abrigo y alimentación, que sin duda se nos presentarán y necesitaremos una rápida capacidad de respuesta para nuestra sobrevivencia. Entre los factores aludidos, se tienen:
La actual localización de oficinas de Intendencia, Gobernación y OREMI, en el borde costero, dificultaría la toma de decisiones de autoridades civiles en caso de tsunami, lo que se conjuga con la ubicación de las dependencias de la Municipalidad en una zona inminente de inundación.
Los centros de aprovisionamiento de alimentos más relevantes, como supermercados y ZOFRI, están ubicados en la zona de inundación, con excepción de tres locales que podrían no ser afectados.
La inexistencia de un sistema de alerta temprana que nos permita advertir de una situación de tsunami y que tenga la cobertura para toda la comuna, que funcione con energía autónoma en caso de suspensión de energía eléctrica.
La clínica privada más importante frente a nuestra Intendencia y a escasos metros del borde costero.
Los antecedentes antes enunciados, debe invitarnos a esforzarnos por mantener un plan preventivo organizado, a nivel de autoridad regional, provincial, comunal, fuerzas armadas y de orden, para abordar las necesidades de post desastre, el que podría contemplar:
Trabajo de simulación para enfrentar las urgencias de post desastre, para lograr una mejor coordinación entre las autoridades civiles y militares con la comunidad en general.
Elaborar diversos planes, de acuerdo a diversos escenarios posibles, estableciéndose lugares alternativos de albergues, centros de abastecimiento de alimentos y agua potable.
Posibles efectos en puertos y aeropuerto, y situaciones a resolver con medidas de emergencia.
Coordinación de esfuerzos logísticos para despejar vías terrestres obstruidas, tanto las que intercomunica con el borde costero como con Alto Hospicio.
Lugares posibles de habilitación de urgencia para atención de primeros auxilios.
Si existiera en nosotros un mayor conocimiento, a cierto nivel de detalles, nos serviría para preparar a la ciudadanía para actuar después de la catástrofe. Sin perjuicio de que cada familia debe procurar el mantenimiento permanente de los enseres de primera necesidad para un posible evento de estas características.
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