Las negociaciones sostenidas por la ANEF y la autoridad de Hacienda se han presentado como una posición inicial de las exigencias de los empleados públicos al requerir un aumento de un 14,5%. La inflación esperada para el presente año es de un 9%, por lo tanto el crecimiento real de remuneraciones exigido es aproximadamente del 5,5%.
En la década de los noventas los ajustes reales promedios de remuneraciones otorgado al sector público fluctuó entre el 1,2 % y el 3,6%. Desde las últimas negociaciones colectivas del cobre es que se ha tendido a aumentar el ajuste salarial real, el cual fue causado por el alto precio del cobre que se tuvo en los últimos años. Hoy, en las negociaciones de la ANEF y Gobierno se pretende recuperar el poder adquisitivo por parte de los funcionarios públicos debido a la alta inflación que se ha tenido en el presente año. Esta inflación ha sido las más alta después catorce años, la cual posee varias causas, entre ellas: aumento de precio de los combustibles, aumento de los precios de alimentos, la expansión monetaria que existió en los últimos años.
A fines del 2007 la ANEF logró un reajuste de remuneraciones de un 6.9% con una inflación anual de un 7,4%. La reflexión de la ANEF es que se le debe entregar el valor real perdido de remuneraciones por el concepto de inflación durante el 2008 y además, una proyección del aumento de los precios del 2009. Sin embargo, este ajuste real de remuneraciones exigido hoy por la ANEF, presenta los siguientes riesgos:
El sector público, al igual que en otros países, es un parámetro para el resto de los mercados laborales para los diversos sectores productivos del país. Por lo tanto, esta negociación influye en las negociaciones colectivas del sector privado. En la actualidad, existe una escasez de recursos líquidos para enfrentar las actividades de las operaciones lo que ha aumentado el costo financiero del capital operacional de las empresas, el que se ha duplicado prácticamente en los últimos ocho meses. Además, existe una disminución del consumo interno, la caída del precio del cobre, el aumento de las tasas de interés, la paralización de proyectos de construcción en cartera, etc. Traerá consigo un mayor efecto sobre el desempleo.
Esta situación de desempleo afectará a toda la fuerza laboral y en especial a la población laboral juvenil, la cual por su bajo grado de calificación y su encarecimiento le costará emplearse, y lo mismo ocurrirá en menor medida en grupos de mayor edad.
Además, este aumento de remuneraciones va a inducir a muchas empresas aumentar el precio de sus productos, teniéndose una tendencia al aumento de los precios por el encarecimiento de los costos de producción, lo que obligará al Banco Central a mantener un resguardo de la tasa de instancia monetaria por las expectativas inflacionarias que podrían surgir de este aumento de los salarios.
Frente a esta situación y para evitar la presión de desempleo que podría darse en el mercado laboral, es conveniente considerar la alternativa de convenir sueldos fijos más sueldos variables asociados a la productividad del trabajo con el propósito de lograr un aumento real de las remuneraciones en función del desempeño comercial o productivo que se tenga en las prestaciones de servicios en las empresas, para lograr una retribución económica adecuada.
Si bien el sueldo variable asociado a productividad puede ser incierto en cuanto a la remuneración a obtener, pero si tiene la característica de mantener un empleo con mayor certidumbre.
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