Uno de los pilares fundamentales
en el desarrollo de un país es el mantenimiento del empleo de personas con fuentes de trabajos que sean
permanentes y con todos los beneficios sociales correspondientes, es decir de
leyes sociales.
En la región en los últimos años
se ha caracterizado por la mantención de empleos informales de personas
que trabajan como cuenta propia sin
iniciación de actividades en el Servicio de Impuestos Internos o empleados,
pero sin los pagos respectivos correspondiente de previsión social. Se
considera que la carencia de protección laboral, falta de regulación es una
precariedad que impide aumentar el bienestar social del país.
En el último informe de empleo
del INE, trimestre: agosto, septiembre y octubre, el Instituto Nacional de
Estadísticas registra que existen
alrededor de 59.000 personas ocupadas informalmente, con una tasa del 29,2% en
relación con la fuerza laboral de ocupados. De este total, 62,4 % opera por
cuenta propia y un 30,8% como personas asalariadas. No obstante, la ocupación
informal en el último año ha disminuido en 2,9 puntos porcentuales. La
reducción se aprecia en los grupos etarios de 15 a 34 años y de 34 a 55. En
cambio, el grupo etario mayor a 55 años
tendió a aumentar.
En la medida que la economía
regional logre obtener un crecimiento iría aumentado el empleo formal y por lo
tanto la ocupación informal debería ir disminuyendo, esto implica que a mayor
demanda de bienes y servicios debería impulsarse la inversión y por
consecuencia un mayor empleo formal.
Se puede afirmar que el empleo
informal en Tarapacá ha mostrado una tendencia históricamente elevada, si bien experimentó una fuerte alza durante la
pandemia, y ha registrado una disminución y baja reciente, sin embargo, aún tiende
a mantenerse por encima del promedio nacional.
Pero, se debe tener presente que la
conformación productiva, comercial y de servicios de la región tiende a
favorecer estructuralmente la empleabilidad informal, por una parte, los flujos
migratorios por las características propias de la región y por otra, las
operaciones comerciales secundarias derivadas de ZOFRI que tiende a generar un
comercio ambulante en diversos lugares de la región, afectando negativamente al
empleo formal del comercio establecido como una competencia desleal.
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